En la reunión celebrada el pasado lunes entre la Dirección de la Empresa y el Comité General de Empresa ocurrieron unos hechos lamentables que desde SEMAF consideramos que jamás deberían producirse, más allá de la lógica existencia de diferencias entre los distintos interlocutores.

Pero lo cierto es que es muy difícil sustraerse a la constante provocación de aquellos que intentan maquillar el fracaso de sus actividades en el plano sindical y su injustificable actuación como representantes de los trabajadores, convocando a la huelga a los trabajadores cuando ni siquiera ellos mismos las secundan, como se desprende de los datos de participación de sus movilizaciones.

Siendo conscientes de lo anterior, los representantes de CGT asistentes a la reunión del pasado lunes mantuvieron durante todo su desarrollo una actitud claramente provocadora, que no deja lugar a dudas de la premeditación con la que actuaron buscando una víctima propiciatoria que les permitiese tapar sus vergüenzas y ocultar su fracaso, convirtiéndose en mártires de una causa inexistente.

Estos maestros del eufemismo aluden en su comunicado de ayer a “la negativa de la Dirección a reflejar en el Acta el posicionamiento de CGT”, cuando la realidad es que ese posicionamiento es el que figura al final del acta que adjuntamos, donde la firma de los representantes de CGT es “MAMONEO” y “Corrupción”. Por supuesto, el Acta fue retirada y se presentaron nuevas actas para la firma, que fueron rotas y arrojadas a los presentes por el representante de CGT supuestamente agredido.

Posteriormente, llevaron un documento a la planta inferior para que se lo recepcionase una trabajadora a la que garantizaron, mintiendo como bellacos, que el Gerente de Relaciones Laborales había autorizado dicha recepción, comprometiendo, por tanto, a la trabajadora que, actuando de buena fe, dio por ciertas sus palabras. Teniendo el Gerente de Relaciones Laborales conocimiento del hecho, le requirió la devolución del documento en cuestión y, ante la negativa del representante de CGT, se produjo un forcejeo para arrebatárselo, sin que en ningún momento se produjese agresión alguna por su parte.

Es más que evidente, a la vista de los hechos, que durante toda la reunión mantuvieron una actitud absolutamente provocadora tanto hacia la Dirección de la Empresa como hacia el resto de representantes de las organizaciones sindicales, tratando de encontrar algo que les permitiese identificar un culpable de sus males y lo cierto es que ese “culpable” podría haber sido cualquiera de los presentes, pues para ellos lo importante no era quién estuviese involucrado, sino el mero hecho de que sucediese algo. Señalar, como hacen en su comunicado, que un trabajador de la empresa, aun cuando ocupe cargos de responsabilidad en la gestión de la misma, actúa por intereses personales en la privatización, se califica por sí mismo, pues sólo se entiende si se hace desde el delirio o la desvergüenza.

Los sindicatos tenemos la obligación de defender los derechos de los trabajadores, más allá de que dentro de la empresa se ostente una u otra responsabilidad o se tenga una u otra posición sobre cualquier cuestión. Y no vamos a permitir que la actuación de aquellos que tienen como norma la falsedad, las sucias artimañas y las tretas premeditadas justifiquen sus miserias atentando contra la honestidad de quien se limita a desarrollar su actividad profesional, por más que en muchas ocasiones ello nos lleve a profundas diferencias de planteamiento.